viernes, 14 de mayo de 2010

Historia de Roma en 3º Medio

La Antigua Roma.

Estado de la Antigüedad, surgido de la expansión de la ciudad de Roma y que llegó a abarcar desde Gran Bretaña al desierto del Sáhara y desde la Península Ibérica al Éufrates. En un principio, tras su fundación (según la tradición en 753 a.C.) Roma fue una monarquía etrusca, más tarde (509 a.C.) fue una república latina y en 27 a.C. se convirtió en un imperio.
Fundación de Roma
La ciudad de Roma surgió de los asentamientos de tribus latinas que habitaban en las Siete Colinas, en la confluencia entre el río Tíber y la Vía Salaria, a 28 km del mar Tirreno. En este lugar el Tíber tiene una isla donde el río puede ser atravesado a pie. Debido a la proximidad del río y del vado, Roma estaba en una encrucijada de tráfico y comercio.
Alrededor del siglo VIII adC los asentamientos se unificaron en una única unidad política, denominada Roma Quadrata. La leyenda cuenta, que Roma fue fundada por Rómulo el 21 de abril de 753 adC. Rómulo, cuyo nombre se dice habría inspirado el nombre de la ciudad, fue el primero de los siete Reyes de Roma. Los historiadores romanos dataron la fundación en el 753 ADC, y desde esa fecha contaron sus años.

Monarquía romana
La naciente ciudad-estado es gobernada por un rey (rex) elegido por un consejo de ancianos (senatus). Los reyes míticos o semi-míticos son (en orden cronológico): Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Lucio Tarquinio el Soberbio. El último de ellos, Lucio Tarquinio el Soberbio, fue derrocado en el año 509 adC cuando la República Romana fue establecida.
Antigua república romana
La República romana fue establecida el año 509 adC, según los últimos escritos de Tito Livio, cuando el rey fue desterrado, y un sistema de cónsules fue colocado en su lugar. Los cónsules, al principio patricios pero más tarde plebeyos también, eran oficiales electos que ejercían la autoridad ejecutiva, pero tuvieron que luchar contra el senado romano, que creció en tamaño y poder con el establecimiento de la República. En este periodo se fraguarían sus instituciones más características: el senado, las diversas magistraturas, y el ejército.
Los romanos sometieron gradualmente a los ocupantes de la península itálica, la mayoría emparentadas con las tribus itálicas (de origen indo-europeo; como los samnitas...) pero también etruscos. La última amenaza a la hegemonía de Roma en Italia llegó cuando Tarentum, una gran colonia griega, ayudó a Pirro de Epiro en 282 adC.
En la última mitad del siglo III adC, Roma se enfrentó con Cartago en las dos primeras Guerras Púnicas, conquistando Sicilia e Iberia. Después de derrotar Macedonia y la Dinastía Seléucida en el siglo II adC, el naciente estado logra una enorme expansión tanto política como económica, extendiéndose por todo el Mediterráneo.
Mientras, los conflictos entre patricios y plebeyos caracterizaron la pugna política interna durante todo el periodo republicano, sólo paulatinamente lograrán los plebeyos la plena equiparación política (aunque no social).
La expansión trae consigo profundos cambios en la sociedad romana. La inadecuada organización política (pensada para una pequeña ciudad-estado y no para el gran territorio que es ya Roma) se hace patente para algunos, pero todos los intentos de cambio son bloqueados por la ultraconservadora élite senatorial. El enfrentamiento entre las diversas facciones produce en el siglo I adC una crisis institucional, que conducirá a diversas revueltas, revoluciones y guerras civiles...
Imperio romano
El vencedor ulterior de todas estas guerras civiles, César Augusto, abolirá de facto la república y consolidará un gobierno unipersonal y centralizado de todo el territorio, conocido como Imperio Romano. A partir de este momento, la estabilidad política del imperio quedará ligada al carácter de los emperadores que sucederán a Augusto, alternándose los periodos de paz y prosperidad con las épocas de crisis.
Augusto, que inaugura la dinastía Julio-Claudia, representa el periodo de máximo esplendor del imperio. A esta dinastía, terminada en el año 68 por el infausto Nerón le seguirá el periodo de inestabilidad conocido como el año de los cuatro emperadores, donde se impondrá Vespasiano, que inaugurará la dinastía Flavia, de origen no patricio. Les seguirán del año 96 al 180 los llamados "cinco emperadores buenos" (Nerva, Trajano, Adriano, Antonio Pío y Marco Aurelio), en la considerada "edad de plata" del Imperio.
Septimio Severo comienza el periodo de monarquía militar, y el fin de su estirpe llevará a la anarquía, un largo periodo de luchas intestinas por el poder donde los emperadores, nombrados por sus legiones, se suceden ininterrumpidamente.

Caída del Imperio Romano
Diocleciano (284 - 305) emprenderá una gran reorganización del Imperio, instituyendo la Tetrarquía. Su sucesor Constantino I el Grande será el último emperador del imperio unificado, que a partir de su reinado se dividirá en Imperio Romano de Oriente —con sede en Constantinopla— e Imperio Romano de Occidente.
El Imperio Romano de Oriente fue muy rico y avanzado culturalmente.
Constantino también institucionalizará el cristianismo, al hacerlo religión oficial del Imperio.
Las invasiones bárbaras pondrán la puntilla a un moribundo Imperio Occidental, dando paso a la Edad Media. El último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, será depuesto en el 476. El Imperio de Oriente proseguirá su existencia bajo la denominación de Imperio Bizantino hasta la caída de Constantinopla en el año 1453.
Estructura social y política
La primera estructura social y política de los latinos fue la familia: el padre (páter familias), la esposa (unida al padre de familia por el rito sagrado de la torta), los hijos, las esposas de los hijos, los hijos de los hijos, y las hijas no casadas. De la agrupación de algunas familias del mismo tronco, surgieron las gens, y de un conjunto de familias surgieron las tribus.
La familia está formada por los más próximos (agnados), pero a medida que la familia se extiende se forma la gens o raza de un tronco común, integrada por la familia propiamente dicha (adnati) y por los gentiles, todos aquellos procedentes del mismo antepasado.
¿Como se produce la unión de los diversos grupos, sea de gens o de tribus? Cada grupo tiene un punto común de encuentro, generalmente para el culto religioso (aunque no exclusivamente para tal fin), punto que constituye el embrión de las cívitas (ciudades).
La ciudad
La fundación de Roma se atribuye a tres tribus: los Ramnes, los Ticios y los Lúceres. Estos tres grupos fundaron la llamada Roma Quadrata en el Monte Palatino. Otra ciudad fundada por otro u otros grupos en el Quirinal, se unió a la Roma Quadrata, surgiendo así la civitas ('ciudad') llamada Roma.
A los primeros ciudadanos romanos se les llama patricios (o patres), porque o bien son padres de familia (páter familias) o bien son hijos de padres de familia vinculados a la obediencia paterna (los hijos varones no alcanzaban la condición de padre de familia hasta que el padre moría y se independizaban, pero se daba por descontado que alcanzarían esta condición).
Los hijos de los patricios, al cumplir 17 años (más tarde la edad fue rebajándose hasta los 14 años) adquirían la condición de ciudadanos plenos (con tal motivo celebraban una festividad en que dejaban de vestir la toga praetexta propia de los muchachos y se colocaban la toga virilis, propia de los hombres), pero continuaban sujetos a la potestad del padre hasta que este moría.
A los patricios corresponde el derecho pleno de ciudadanía: forman el pueblo y son de entre los habitantes los de clase social más elevada. Sus derechos eran: el sufragio, el desempeño de los cargos públicos políticos o religiosos, el derecho a asignación de tierras públicas, los derechos civiles propios de las gens (tutela, sucesión, potestad, etc.), el derecho de contraer matrimonio con otros miembros de las gens, el derecho de patronato, el derecho de contratación (el único que se extendía también a los no patricios libres) y el derecho a hacer testamento (el conjunto de estos derechos constituía el ius qüiritium o ius cívitatis). Como deberes citaremos: el servicio militar, y el deber de contribuir con ciertos impuestos al sostenimiento del Estado.
Ciudades dependientes de Roma
Iniciada la expansión territorial romana muchas ciudades pasaron a depender de Roma. Cuando una ciudad se sometía a Roma a discreción, sus ciudadanos quedaban con el estatuto jurídico de Dediticios (Dediticius).
Aunque la mayoría de las ciudades sometidas a discreción lo fueron después de la primera guerra púnica, probablemente la institución es anterior.
Roma se reservaba la soberanía eminente sobre estas ciudades, pero les devolvía el usufructo, con excepción del ager publicus. Roma reconoció la autonomía de alguna de estas ciudades pero sus tierras quedaron sometidas al diezmo de la cosecha, y en caso de exenciones, estas se daban a título personal (por ejemplo a los habitantes de una ciudad aunque cultivaran tierras en otra ciudad). El diezmo se pagaba generalmente en especie y el beneficio permitido al recaudador era limitado. Las ciudades sometidas a Roma, con su territorio rural incluido, no tenían derecho a declarar la guerra por su cuenta, pero debían declarar la guerra forzosamente en caso de que Roma lo hiciera. También tenían prohibido hacer convenios de ningún tipo con otros Estados o Ciudades. Además no podían acuñar moneda y eran las monedas romanas las que tenían curso legal en todas estas ciudades. Había varios tipos de ciudades vinculadas a Roma:
• Ciudades de derecho romano. Algunas ciudades recibieron el derecho completo de ciudadanía romana (civitas optimo jure), especialmente las antiguas ciudades aliadas de la Liga Latina, las ciudades Sabinas y gran parte de las del País Volsco. Junto a ellas estaban las colonias que disfrutaban del derecho de ciudadanía.
• Ciudades latinas. Las ciudades sujetas llamadas Latinas eran las otras ciudades de la Liga Latina que no habían recibido el derecho de ciudadanía, y las colonias de derecho latino (es decir las colonias que no tenían derecho de ciudadanía). Los latinos y los romanos eran iguales en sus relaciones privadas, en los negocios, el comercio y las sucesiones.
• Ciudades sin voto. Estaban en tercer lugar las ciudades con derecho de civitas pero sin voto (civitas sine suffragio), que aunque podían llamarse ciudadanos, debían soportar todas las cargas cívicas (reclutamiento militar, impuestos ordinarios, servicios y contribuciones especiales) sin compensación (sin derecho a votar). Estas ciudades estaban administradas para los asuntos judiciales por un Prefecto anual designado por el Pretor de Roma. Su administración civil estaba en manos de sus propios magistrados locales, generalmente de la aristocracia.
• Ciudades confederadas no latinas. Finalmente estaban las ciudades confederadas no latinas, cuyos derechos quedaban establecidos por los tratados particulares concertadas con cada una de ellas. Estas ciudades suministran contingentes al ejército en cuantía prefijada de antemano, siendo el equipamiento del contingente a cargo de la ciudad. Igualmente estas ciudades estaban gobernadas por magistrados locales surgidos de la aristocracia.
El rey
Gobierna Roma un rey, representante de la institución monárquica, al que corresponde todo el poder (imperium) y dicta las órdenes (dictador), el cual era elegido entre el pueblo como jefe de una gran familia política (mágister pópuli).
Auxilian al rey los líctores, alguaciles que le precedían en sus actuaciones con el hacha y las varas. En su ausencia los poderes administrativos correspondían a un delegado (praefectus urbis). Si el rey no designaba sucesor los ciudadanos designaban en el interregno, por un periodo de cinco días, a un ínter rex, y después se elegía un nuevo rey, o bien se designaba un nuevo ínter rex por otros cinco días con facultad de designar nuevo jefe.
El senado
Frente al rey se erige la institución del Consejo de Ancianos (senatus) para contrabalancear a la institución real.
Los primeros senadores son los representantes designados por cada gens. Tienen carácter vitalicio. Como el número de gens es invariable (las sucesivas familias surgen siempre de un tronco común y por tanto se integra en alguna de las gens existentes) también es invariable el número de senadores.
No obstante había una excepción: cuando un senador moría el rey estaba facultado para nombrar un sustituto temporal (hasta la designación del sustituto designado por la gens). La costumbre del nombramiento real acabó concediendo al rey la elección de los senadores.
El senado era un órgano meramente consultivo, pero como emanación del pueblo, el rey lo convocaba a menudo y consideraba sus propuestas. Sus reuniones se celebraban en el comitium (foro) en una sala llamada bule.
Divisiones de la población romana: las gens y las curias
La división de la población se hacía desde las gens:
• 10 gens constituían una curia.
• 10 curias constituían la cívitas.
El sistema decimal está presente en otros aspectos de la sociedad romana:
• Cada gens contribuía con diez soldados de infantería (miles o milicia), uno de caballería (eqües) y un senador.
• En las ciudades sometidas por Roma se establecía un Consejo de Cien Ancianos (céntum-viri), cada uno de los cuales era el cabeza de diez casas (diez casas = una gens), de donde surge la denominación de decuriones.
El sistema decimal pues rige en la sociedad romana, aunque, si bien al principio debieron responder a una realidad, con el tiempo derivaron en una mera división teórica: pronto fue inexacto hablar de curias con diez gens al introducirse nuevas familias, que aumentaban el número de gens de las curias existentes y más tardes el número de curias. Tampoco correspondía a cada decurión el mando sobre diez casas. En cambio la aportación al ejército se mantiene básicamente. Así pues, al pasar los años, los números primitivos dejan de corresponderse con la realidad pero se mantiene la tradición y así las gens y familias son aumentadas o divididas por decreto, pero la realidad se impone y la división deja de ser geométrica e inflexible.
Así, cuando el número de senadores quedó fijado en trescientos, no quería decir que existieran sólo trescientas gens, sino que entre todas las existentes (cuyo número podía ser mayor o menor) se designaban únicamente trescientos senadores. Las curias dejaron de ser diez para pasar a un número indeterminado (hasta 30), cuyo conjunto formaba la ciudad. También los 3000 infantes y 300 caballeros que formaban el ejército salían del conjunto, y no considerando cada gens (así unos aportaban más y otros menos). La misma situación se reprodujo en las ciudades sometidas a Roma.
Las curias (diez gens) constituyeron muy pronto la base de la ciudad. Las curias se reunían en una asamblea dirigida por el curio, y en presencia de un sacerdote (flamen curialis). El reclutamiento y los impuestos se hizo desde muy pronto sobre la base de las curias. Los miembros de las curias eran los ciudadanos que votaban, y a las votaciones se las llamaba "comicios curiales", celebrándose las votaciones por separado en cada curia. Normalmente se celebraban comicios el 24 de marzo y 24 de mayo de cada año.
Los comicios
Las decisiones en Roma se adoptaban en los comicios, es decir en las votaciones de las asambleas.
Los comicios más antiguos son los comitia calata, convocados por el rey para solemnizar ciertos actos religiosos.
Los comicios políticos eran aquellos en los que votaba la población organizada en curias (inicialmente una curia eran diez gens). Se convocaban el 24 de marzo y 24 de mayo y cuando el rey lo consideraba conveniente. Decidían sobre la elección de monarca, asuntos políticos importantes y la concesión del derecho de ciudadanía. El convocante presentaba una propuesta y los ciudadanos de la curia con derecho (probablemente un voto por cada padre de familia) la votaban. Cada curia era un voto y se precisaba el de 16 curias (de un total de 30) para la aprobación.
Ciudadanos plenos, honorarios y clientes
Junto a los ciudadanos plenos o patricios —entendiéndose como tales los cabeza de familia (páter familias) y sus hijos varones— estaban los ciudadanos “honorarios”, invitados de otras ciudades que renunciaban a su antigua ciudadanía y aceptaban la ciudadanía honoraria romana. También estaban los clientes de los patricios y los esclavos. El grupo de los clientes estaba formado básicamente por esclavos liberados por sus amos patricios, y que después de su liberación permanecían vinculados (ellos y sus descendientes) a su antiguo amo (y a sus herederos), quien ejercía sobre ellos cierta tutela y proteccionismo paternalista, a cambio de ciertos servicios y lealtades. En este grupo se integraron también algunos extranjeros (habitantes de ciudades derrotadas a los que no se permitía residir en su ciudad pero tampoco habían sido declarados esclavos, y que constituían como un grupo cliente de toda la ciudad de Roma) y exilados sujetos al patronazgo de un patricio.
El ejército
Instrucción y entrenamiento
Durante cuatro meses los nuevos reclutas eran sometidos a un entrenamiento implacable. Al concluir este periodo los supervivientes ya podían llamarse soldados -milites-. Los que no podían resistir el entrenamiento eran rechazados.
Primero se les enseñaba a desfilar marcando el paso. Luego se les llevaba de marcha, forzándolos al máximo hasta que fueran capaces de recorrer 20 mi romanas -30 km- en cinco horas. Después tendrían que recorrer la misma distancia cargados con todo su equipo, que incluía armas y armaduras, utensilios de cocina, estacas para la empalizada, instrumentos para cavar y provisiones para varios días, pues al final de cada marcha tenían que levantar un campamento con terraplenes y fosos de defensa.


Soldados romanos del 70 adC en ataque. El fondo no se corresponde con una fortaleza romana real. Se trata de una simulación
El entrenamiento continuaba hasta que eran capaces de recorrer 24 mi -36 km- en cinco horas. En un principio los legionarios utilizaron bestias de carga y carros para transportar el equipo. Pero el célebre general Cayo Mario impulsor de grandes reformas en el ejército, les obligó a transportar personalmente casi toda la impedimenta necesaria para reducir el tamaño de las caravanas de intendencia (los llamaban "las mulas de Mario"). El equipo completo debía pesar por lo menos 30 kg, y las armas y armaduras más de 20.
Los legionarios realizaban marchas tres veces al mes durante 25 años. Este entrenamiento y capacidad de desplazamiento fue una de las causas por la que el ejército romano fuera tan superior a otros ejércitos. Esto era solo parte de la instrucción, puesto que el programa de entrenamiento también incluía carreras, saltos, equitación y natación. Cuando se consideraba que se encontraba en buena forma física comenzaba la instrucción en el manejo de las armas.
Los reclutas aprendían a atacar a una gruesa estaca clavada en el suelo con una pesada espada de madera y un escudo de mimbre que pesaba el doble que un escudo normal. Se les insistía que golpearan de frente, sin describir arcos con la espada, que pueden evitarse con más facilidad. También se les entrenaba en el lanzamiento de pesadas jabalinas de madera contra las estacas.
Una vez superado este paso, se les consideraban dignos de empuñar armas auténticas forradas de cuero para evitar accidentes, que les deberían de parecer ligerísimos en comparación con las pesadas armas de madera.
Los Efectivos
Una legión estaba formada por diez cohortes de 480 hombres cada una lo que da la cifra de 4.800 hombres en total; eso en teoría, ya que no parece que nunca las legiones estuvieran con sus cuadros completos, ni mucho menos.
Normalmente cada centuria formaba como un cuadro de 10 x 8 hombres. Como la segunda centuria de cada manípulo bajaba para cerrar el hueco, la profundidad de la línea de combate de la legión era de 8 hombres. Puesto que tres eran las líneas que una legión podía presentar, el frente de combate quedaba estructurado como una sucesión de líneas con 8 hombres de profundidad. Recordemos que en Cannas los manípulos formaron con su profundidad doblada, es decir, con 16 hombres; un experimento que costó a los romanos 50.000 muertos. Puesto que el secreto táctico de la legión no era otro que su flexibilidad, la línea de combate con 8 hombres de profundidad era la más racional y la que mejor se adaptaba a esa característica esencial. Pero si había que reducir la profundidad, esa misma flexibilidad operaba el milagro de permitir "adelgazar" las líneas.
El ejército era la comunidad más importante de Roma para la sociedad romana
Patricios y plebeyos
Desde el principio de Roma, los patricios y sus familias constituyen el primer eslabón social. Estos patricios poseían esclavos, probablemente muchas veces en gran número. Los patricios están en la base de la fundación de Roma y por tanto son ciudadanos romanos.
Más tarde el derecho de ciudadanía se extiende a las llamadas minores gentes, es decir a los que procedentes de otras ciudades o dentro de la misma ciudad sin ser patricios, adquirieron la ciudadanía romana.
Junto a los patres y las minores gentes, están los llamados “habitantes” (íncolae), es decir aquellos que pueblan la ciudad pero no tienen derecho de ciudadanía. Básicamente los habitantes están formados por los clientes de los patricios (casi todos antiguos esclavos liberados o sus descendientes, pero también habitantes de ciudades derrotadas y exilados sujetos a patronazgo de un patricio), a los que se sumaban algunos extranjeros establecidos en Roma con sus familias, sin derecho de ciudadanía, a los que se llamaba los hóspitium.
El número de clientes es muy importante, y los lazos de dependencia se aflojan al cabo de algunas generaciones (o bien la familia patricia se extingue). Pasado el tiempo los íncolae (clientes y hóspitia) constituyen una clase social, la plebe, y sus integrantes son los llamados plebeyos.
El tiempo consolidó pues dos clases sociales: los patricios y los plebeyos, que marcaran la historia de la Roma republicana.
La constitución de Servio Tulio y las nuevas divisiones de población
Las tribus
El rey Servio Tulio estableció que el servicio al ejército y el pago del tributum (cuando por razones de urgencia se impusiere) no afectaría solo a los ciudadanos personalmente, sino que se tendría en cuenta sus propiedades: todos los ciudadanos que cultivaran un dominio (adsidui) o lo poseen (locupletes), sean o no ciudadanos romanos, están obligados a la prestación del servicio militar. Los designados para cumplir las tareas militares se elegirían entre una nueva división por propiedades. Así los soldados (entre 16 y 60 años) serían distribuidos en cinco clases (classes):
• 1ª clase: Los que por sus posesiones aportaban una armadura (clássici). Correspondía esta clase a los que poseían un heredium en pleno dominio (la mitad de las tierras romanas correspondían a los heredia poseídos en pleno dominio, mientras la otra mitad se había ido fraccionando por sucesivas particiones hereditarias o por ventas; un heredium era una finca rústica cuya extensión mínima era de veinte yugadas, es decir 5,4 ha, o sea que la medida romana de la yugada era equivalente a 2.700 metros cuadrados). Iban armados con lanza (hasta), yelmo (galea), coraza (lórica), escudo redondo (clípeus) y polainas (ócreae). Esta primera clase debía comprar y mantener un caballo de donde fueron llamados éqüite, es decir caballeros.
• 2ª clase: Los que poseían tres cuartos de un heredium (o sea al menos 40.500 metros cuadrados).
• 3ª clase: Los que poseían la mitad de un heredium (al menos 27.000 m²).
• 4ª clase: Los que poseían un cuarto de heredium (al menos 13.500 m²).
• 5ª clase: Los que poseían un octavo de heredium (al menos 6.750 m²).
El armamento de las clases sucesivas era cada vez más ligero.
Tras las cinco clases estaban los que no poseían nada (cápite censi) que colaboraban en la milicia como carpinteros, herreros, músicos, etcétera.
Por cada 80 soldados de 1ª clase, debían salir 20 de clase 2ª, 20 de clase 3ª, 20 de clase 4ª y 28 de clase 5ª.
Los soldados eran movilizados para la campaña, y terminada esta eran licenciados. En cambio los caballeros permanecían en el ejército de forma continuada, y sus integrantes salían de las familias de ciudadanos con mayor riqueza.
Las diversas clases formaban la población susceptible de actuar militarmente y se reunían en asamblea, en los llamados comicios centuriados (comitia centuriata).
A fin de facilitar las levas la constitución de Servio Tulio dividió la ciudad en cuatro circunscripciones territoriales llamadas tribus, cada una con una población similar.
Los soldados fueron divididos en dos categorías: los jóvenes (iúniores) entre 16 y 25 años; y los veteranos (séniores), de más de 25 años.
Se estructuraban en Legiones, formando una legión 3.000 soldados (classes) y 1.200 auxiliares (vélites). Las legiones operaban en formaciones constituidas por filas de soldados: las cuatro primeras filas estaban integradas por soldados con armadura completa (hóplites u hoplitas). Una legión (4.200 hombres) se dividía en centurias (hasta un total de 42). Casi la mitad de los hombres de una legión disponían de armadura completa (el número de hoplitas era de 2.000 por cada legión). Otros mil hombres eran soldados de 2ª y 3ª clase. El resto, los auxiliares (velites) eran soldados de 4ª clase (en número de 500) y de 5ª clase (en número de 700). En una legión había 1.050 hombres de cada una de las cuatro tribus en que se dividía la ciudad; y en las centurias, cada tribu aportaba 25 hombres.
En esta época Roma disponía normalmente de cuatro legiones (dos de ellas en campaña y dos de guarnición). Cada legión contaba con trescientos caballeros.
Todo lo que los soldados ganaran en la lucha, fueran muebles o inmuebles, pasaba al Estado romano.
El censo
Este sistema de reclutamiento en razón de los bienes poseídos, hizo necesario establecer un censo de propiedades y transmisiones, que se revisaba cada cuatro años. Un efecto inmediato fue el de dividir a la sociedad romana: a la división ya existente entre patricios y plebeyos, se añadía ahora la división entre propietarios (los que tienen tierra, sean ciudadanos o no) y proletarios (es decir los que crían hijos, mayoritariamente plebeyos, pero también con algunos ciudadanos arruinados o desposeídos por sucesivas particiones). El censo se hacía cada cuatro años. Al año siguiente se hacían sacrificios (lustrum) y los encargados del censo o censores renunciaban a sus cargos.
La justicia
La jurisdicción se concentra en la ciudad, y en la fase monárquica en el Rey, que tiene su “tribunal” y ordena (jus o ius) en los días establecidos (díes fasti) sentándose en la llamada "silla curul" (sella curulis) auxiliado por los alguaciles (líctores), y frente a las partes litigantes (rei).
Algunos delitos tienen jueces especiales:
• Los duoviri perduellionis para la insurrección.
• Los quaestores paricidii para el asesinato.
• Unos funcionarios especiales, llamados los tres viri nocturni se ocupan de las cuestiones relacionadas con incendios nocturnos, policía de seguridad y vigilancia de ejecuciones.
La tortura sólo puede aplicarse a los esclavos.
La detención preventiva es la norma general.
La pena capital era aplicable a quien alterara la paz pública, y por otros delitos. Tenía varias formas:
• A los testigos falsos se les arrojaba desde una altura (La Roca Tarpeya) era el destino de los traidores.
• A los ladrones de mieses se les colgaba.
• A los incendiarios se les quemaba vivos.
Existía el derecho de recurso (provocatio). El indulto correspondía al pueblo.
Se daban además algunos tipos especiales de indultos:
• El que se arrodillaba ante un sacerdote de Júpiter no podía ser apaleado en veinticuatro horas.
• El que entraba encadenado en su propia casa debía ser desatado.
• El criminal que al dirigirse a una ejecución se tropezaba con una vestal (virgen, especie de sacerdotisa), era perdonado.
Las penas aplicadas más frecuentemente eran las multas (pagadas con la entrega de bueyes u ovejas) y el apaleamiento.
Los juicios civiles eran juzgados por el rey o por un comisario designado por este. La reparación se verificaba a menudo por vía de transacción, y si no había acuerdo la pena (poena) era fijada por el juzgador.
En caso de robo el ladrón podía pagar una reparación satisfactoria. Si no podía o era irreparable el ladrón se convertía en esclavo del robado. En los casos de injurias se concertaba una indemnización. En los casos de lesiones podía reclamarse el Talión (es decir provocar el mismo daño).
La propiedad y los contratos
Según el derecho romano la propiedad, fuera mueble o inmueble, era esencialmente transmisible entre vivos (inter vivos) o a causa de muerte (mortis causa).
En las transmisiones por causa de muerte la herencia recaía por partes iguales sobre todos los hijos, y una parte igual a la de cada hijo para la viuda. Un hijo no podía ser desheredado arbitrariamente. Por ello los testamentos se hacían con consentimiento del pueblo. Sólo el voto popular podía autorizar al testador a que no dejara la herencia en partes iguales para sus hijos y cónyuge. Pero más adelante se estableció la posibilidad del fideicomiso consistente en la transferencia de las propiedades a un tercero para que este las distribuyera, a la muerte del testador, conforme a la voluntad que este le hubiera expresado.
La propiedad no estaba sujeta a más limitaciones que las servidumbres impuestas (derecho de paso, de pasto, etc...). En caso de deuda la propiedad era entregada en prenda al acreedor que debía administrarla como propia pero bajo palabra de no poder enajenar hasta cumplido (fiducia) el plazo fijado para la devolución del importe de la deuda; si el importe era devuelto, el acreedor debía devolver la propiedad, pero si no la adquiría en plenitud.
Los contratos con el Estado se conciertan por obligaciones de los ciudadanos y podían tener fiadores (praévides). El contrato de esponsales (un padre promete a su hija en matrimonio) en caso de ser incumplido, supone una indemnización a pagar por el padre.
La "venta" (mancipatio) se realiza con entrega del bien y el precio simultáneamente y ante testigos, y entonces es perfecta. Si no se cumplían los términos acordados el infractor debía satisfacer a la otra parte lo mismo que si hubiera hurtado la cosa.
El préstamo es también la entrega de una suma ante testigos y la obligación (néxum) de quien lo recibe de devolver el capital más los interéses (que en general eran un 10% anual). Si la deuda era con el Estado y el deudor incumplía, sus bienes eran vendidos. Si la deuda era a un particular, la reclamación de este (vindiciae) debía ser examinada previamente.
Cada litigio examinado exigía un deposito previo (sacramentum) que perdía la parte condenada y era equivalente al 20% del valor del litigio. El depósito era adjudicado a los sacerdotes para sacrificios públicos. La parte perdedora tenía treinta días para el pago de la prestación o de la deuda reclamada; si no lo hacía, se pasaba a la vía de ejecución y se le obligaba a pagar salvo que aportara nuevos testigos que justificaran su derecho (víndex).
Si se obstinaba en no pagar o no podía hacerlo, se convertía en esclavo, pero durante un periodo de sesenta días la sentencia quedaba en suspenso por si alguien se compadecía de él y pagaba la deuda, en cuyo caso quedaba libre. Si nadie se compadecía y pagaba, el vencedor del juicio lo recibía en propiedad, y podía matarlo, venderlo como esclavo en el extranjero o guardarlo para sí (en tal caso, al pasar a ser esclavo, esta condición se transmitía a sus descendientes), pero siempre para usarlo fuera de los muros de Roma. Más tarde desapareció el paso a la esclavitud en favor del acreedor, y aquel que no podía o no quería pagar era encarcelado en las llamadas lautúmiae ('cárceles').
El Estado ejercía la tutela de los menores y de los incapaces.
Los esclavos podían ser manumitidos, esto es liberados. La liberación podía ser privada (en cuyo caso el amo tenía derecho a retractarse y recobrar al esclavo), o pública (en cuyo caso era perpetua e irrevocable).
Cultura de la Antigua Roma


Provincias romanas
• Todo territorio anexionado se convertía en provincia y era confiado a un pretor o a un promagistrado.
• Sicilia (227 adC).
• Córcega-Cerdeña (227 adC).
• África : África Vetus o Proconsular (146 adC). África Nova (46 adC).
• Hispania: (Citerior y Ulterior) (197 adC).
• Galia: (Galia Narbonense (120 adC) y Comata (50 adC)).
• Grecia: (Macedonia (148 adC) e Iliria (60 adC)).
• Asia: (Asia (129 adC), Cilicia (101 adC), Bitinia (74 adC), Ponto (63 adC), Siria (63), Chipre (58 adC).
• Cirenaica - (74 adC).
• Egipto - (30 adC).
Monarquía romana
La Monarquía romana (753 adC - 509 adC)
La fundación de Roma pertenece a la leyenda. Según la tradición, Rómulo y Remo fundaron Roma en el 753 adC., en la época de Homero, y medio siglo después que Atenas y Cartago. La historia primitiva de Roma está envuelta en la leyenda, porque no hay textos escritos. En realidad, no hay textos históricos hasta la época de César y Augusto, aunque los romanos utilizarán la escritura desde finales del siglo VII a.C. Aunque con la invasión de Roma, en el 387 adC., por los galos, y su incendio, se perdieron muchas fuentes. Los historiadores romanos fueron llenando el vacío con leyendas, lo que falsificó la historia. Ellos fecharán la fundación de Roma en el 21 de abril del 753 adC. y le atribuirán un origen divino. El emplazamiento de Roma se hace en un lugar estratégico, y de fácil defensa, en las siete colinas de las orillas del Tíber (Aventino, Capitolio, Celio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal), y en un nodo comercial que enlazaba las rutas terrestres con las marítimas.
El régimen político estaba dominado por el rey. El rey es un jefe militar, religioso y judicial. El poder unitario del rey, cuando asumía las facultades políticas, ejecutivas y legislativas, se denominó imperium. Junto al rey aparece el Senado romano, asamblea constituida por los jefes de los gens, como órgano consultivo. La asamblea de pueblo agrupaba a las curias, cada una con un voto. Inicialmente no tenía funciones legislativas y debía reconocer el imperium del rey. El ejército tenía carácter gentilicio, pero con la reforma serviana pasó a ser territorial, y cada soldado debía costearse su propio equipo, ayudado por su curia; que debía equipar a cien soldados: una centuria.
En Roma vivirían dos tribus: los latinos y los sabinos, después del legendario rapto de las sabinas, y sólo más tarde llegarían los etruscos. Estas dos tribus se irían alternando en el poder, y Roma tendrá por duplicado todas las instituciones. En un primer momento habría dos reyes: Rómulo y Tito Tacio. Pero muerto Tito Tacio, Rómulo comienza a construir la unidad de Roma. A este se le considerará el fundador de Roma. Creó un ordenamiento jurídico (norma de convivencia), repartió el pueblo en tres tribus, cada tribu en diez curias, y cada curia debía poner a disposición del ejército 100 infantes y 10 jinetes. Rómulo creó, para el gobierno de la ciudad, una asamblea de ancianos, el Senado, en el que se sentaban los jefes de los clanes. A su muerte, en el 716 a.C., fue divinizado con el nombre de Quirino.
Numa Pompilio (716-673 a.C.) sucedió a Rómulo y continuó su labor. Sistematizó los ritos, cultos y colegios sacerdotales, asimilando las corrientes religiosas que corrían por Italia. Una vez conseguida la unidad religiosa, Roma se lanza a la expansión territorial. Tulo Hostilio (673-641 a.C.) será quién inicie la expansión, que continuó Anco Marcio (641-616 a.C.). Anco Marcio comenzó a construir la gran ciudad de Roma con el primer puente sobre el Tíber y el primer acueducto.
Pero el ascenso de Roma queda detenido por el expansionismo etrusco y griego. Durante el reinado de Lucio Tarquinio Prisco (616-578 a.C.), sin embargo, se dedica a consolidar la ciudad de Roma: haciendo numerosas obras públicas, como el foro, el circo, el templo de Júpiter en el Capitolio o las cloacas. Trató de debilitar a la aristocracia, a la manera de los tiranos griegos, promoviendo una mayor participación popular en la vida pública. El etrusco Servio Tulio (578-534 a.C.) le sucedió. Servio Tulio sustituyó la división en tribus por un reparto territorial, creando cuatro tribus urbanas y dieciséis rurales. Tenían, ante todo, un carácter administrativo y fiscal. Para la participación en la vida pública dividió a la gente en seis clases, según el censo, que debían armarse a la medida sus ingresos, lo que suponía formar parte de la asamblea del pueblo. Cada clase se dividía en centurias, con un voto cada una. El número de centurias de cada clase dependía de su riqueza y de su contribución al Estado. Así, las clases ricas dominan el poder. Servio Tulio fue, también, el constructor de la primera muralla. A Servio Tulio le sucede, después de asesinarlo, Lucio Tarquinio el Soberbio (534-510 a.C.). Los abusos de poder de Tarquino y su familia provocaron una revolución. En el 510-509 a.C. es derrocado y se proclama la república.
Los Reyes de Roma
Según la tradición, son siete los reyes de Roma (incluyendo a Rómulo como primer rey):
Rey Reinado tradicional
Rómulo
753 adC-716 adC

Numa Pompilio
715 adC-674 adC

Tulo Hostilio
673 adC-642 adC

Anco Marcio
642 adC-617 adC

Lucio Tarquinio Prisco
616 adC-579 adC

Servio Tulio
578 adC-535 adC

Lucio Tarquinio el Soberbio
535 adC-510 adC

Los reyes Latinos
Los reyes Etruscos
Los reyes Sabinos
República romana
La República romana (509 adC - 27 adC)
Tras la expulsión del último rey, Roma se constituye en una República gobernada por una serie de magistrados escogidos anualmente por los ciudadanos romanos de entre los notables que forman el Senado (que es quien detenta el poder de facto).
El año 510 adC. es el de la caída de la monarquía y el triunfo de la república. El mando militar y político pasó a los magistrados electos y de duración limitada: los cónsules (367 a.C.). Estos magistrados tenían imperium, pero con limitaciones. La magistratura duraba un año, y al cesar se le podían pedir responsabilidades. Al ser elegidos los magistrados dependían de los electores. Y por último las magistraturas eran colegiadas, con lo que varias personas ejercían la misma función con idéntico poder. Sin embargo, la magistratura preponderante fue el praetor máximus, jefe del ejército. A mediados del siglo V a.C. aparece como magistratura suprema un colegio de diez miembros: el decemvirii, para redactar el Código Penal. Inicialmente, los magistrados eran nombrados por sus predecesores, pero en el siglo V a.C. se comienzan a votar. Con la desaparición de la monarquía, el poder del Senado se robustece. El Senado está constituido por 300 senadores, representantes de las familias más ricas, y no tenía funciones específicas. Sus miembros eran nombrados por los magistrados, con carácter vitalicio (desde finales del siglo IV a.C. durante cinco años). La intervención popular en la vida política creció.
Sin embargo, fue la aristocracia la que dominó la vida pública, al monopolizar el consulado. El pueblo estaba al margen de la política, hasta que los plebeyos ricos consiguieron que se creará el cargo del tribuno de la plebe, que comenzaron siendo dos y llegaron a ser diez. El tribuno de la plebe tenía la capacidad de vetar cualquier decreto. Los tribunos eran elegidos en los comicios tributos, el pueblo reunido por tribus, en los plebis scita. Gracias a las presiones de los tribunos de la plebe la ley se plasma por escrito en la ley de las Doce Tablas (451-450 a.C.), con lo que cayeron las prerrogativas de la aristocracia. El derecho romano será una de las contribuciones más destacadas del legado de Roma a Occidente. No obstante, el Derecho que lega Roma no se basa en este Código, sino en las recopilaciones de Justiniano, en el siglo IV: el Digesto o la Pandectas o compilación de la jurisprudencia; el Código o recopilación de las leyes, o constituciones imperiales (en las que se incluyen las leyes que promulga Justiniano); las Instituciones, que recopilan los principios elementales del Derecho; y las Novelas, que recopilan las leyes promulgadas después de publicados las otras tres colecciones. Además, están las interpolaciones, que son pequeñas reformas o innovaciones.
En estas condiciones, Roma comienza la construcción de un imperio, conquistando la península itálica, y entrando en guerra con Cartago en Hispania y con Grecia en el Peloponeso.
Magistraturas e instituciones republicanas
El poder en la República era ejercido por los magistrados. El magistrado tenía impérium, es decir, poder público; aunque los magistrados menores tenían potestas. Las magistraturas se ejercían durante un año, al final del cual se les podía pedir cuentas. La más alta magistratura fue el consulado. Siempre hubo dos cónsules que daban nombre al año. Tuvieron el mando militar y político. En circunstancias excepcionales podían ser sustituidos por un dictador, con plenos poderes, durante seis meses.
Otra alta magistratura fue el pretor, para la administración de la justicia. Hubo dos pretores, uno para los ciudadanos romanos y otro para los peregrinos.
De vital importancia para la vida en Roma fue la magistratura del censor, que elaboraban el censo en el que se clasificaban a los ciudadanos en función de su clase, y en el que estaban censados los páter familia. Esta era la base del reclutamiento militar y del derecho al voto.
Un cargo muy importante, no una magistratura, fue la del tribuno de la plebe, de gran influencia política, sobre todo ante el Senado. Gozaba de inviolabilidad, y podía convocar la asamblea de plebeyos: los plebis scita.
El Senado fue el órgano de gobierno por excelencia. Lo constituían unos 300 senadores, aunque fue aumentando con las crisis de la república. Sus miembros pertenecían a la clase alta, y eran elegidos por los magistrados. Los altos magistrados también tenían derecho a pertenecer al Senado. Esto hizo del Senado una institución oligárquica. Fue fundamental en la creación de leyes, ya que controlaban su presentación ante la asamblea popular.
Por último está la asamblea popular o comitia. En la asamblea popular se reunían las curias (las centurias, desde la reforma de Servio Tulio). La clase ecuestre tenía su propia asamblea, así como la plebe. En los comitia se votaban leyes y magistrados, y a los jueces de los tribunales. Esto no quiere decir que la república fuese un régimen democrático, ni siquiera a la manera griega. La asamblea popular era la que realmente hacía las leyes.
Guerras de expansión
Guerras Samnitas
Guerras Samnitas (343 adC - 291 adC)
La guerra contra Pirro de Epiro y Tarento
Guerra contra Pirro de Epiro y Tarento (281 adC a 272 adC)
Las guerras Púnicas (264 adC - 146 adC)
La primera Guerra Púnica transcurre principalmente en la isla de Sicilia, territorio que se disputan el emporio comercial del norte de Africa Cartago y la naciente potencia del Mediterraneo occidental Roma. A pesar de carecer inicialmente de una flota y de experiencia en guerra naval, los romanos consiguen forzar un armisticio por el que Cartago cede a sus pretensiones sobre Sicilia y el norte de Hispania.
En el año 219 adC se produce la ofensiva de Aníbal contra Roma. Tras destruir Sagunto, ciudad hispana aliada de los romanos, marcha sobre roma con su ejército a través de la Galia Narborense. Burla la vigilancia de las legiones romanas y cruza el Ródano. Tras una penosa marcha a través de los Alpes, consigue llegar a la Galia Cisalpina (Norte de Italia) y se enfrenta a las legiones en las inmediaciones del río Trebia.
Publio Cornelio Escipión. En el 195 adC, los romanos dividen el territorio ibérico en dos zonas: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior.
Las guerras griegas
La conquista de Hispania
El sometimiento total de la península tiene lugar en el año 133 adC (caída de Numancia), tras lo cual se divide en tres provincias: Bética, Tarraconense y Lusitania, organización que perduró hasta el Bajo Imperio.

Consecuencias de la expansión territorial
La expansión territorial transformó radicalmente la sociedad romana, su economía y sus relaciones comerciales. El número de esclavos aumentó. Se convirtió en un fenómeno masivo por los prisioneros de guerra que se hacían entre población civil de las regiones conquistadas. El aumento de la esclavitud posibilitó la explotación latifundista directa. Pero, la abundancia de esclavos favoreció su maltrato y las consiguientes rebeliones. Además, el uso de esclavos no favoreció el desarrollo tecnológico. El trato de los esclavos será muy diferente según donde se empleasen. Las peores condiciones las tenían los mineros y las mejores los domésticos, que según su preparación se les confiaba hasta la administración de la casa y la educación de los hijos. También fueron artesanos y labradores. Si la familia era rica, su status económico y social podía ser superior al de algunos hombres libres.
En las tierras conquistadas, los romanos se repartían las propiedades, lo que permitió crear grandes latifundios con propietarios absentistas, pero también pequeños propietarios libres entre los veteranii. El impacto de las guerras púnicas permitió la creación de latifundios en Italia, a través de la subasta de tierras para obtener fondos, y la creación de un proletariado rural de jornaleros y colonos pobres.
La afluencia a Roma de ricos botines favoreció la actividad comercial. Era común que a las legiones les siguiesen comerciantes, que se instalaban en las cercanías de los campamentos. Además, la seguridad dentro del territorio dominado por Roma era notable. Por otro lado, Roma creó un sistema de comunicaciones terrestres, con las calzadas, puentes, etc., que fue muy útil a los comerciantes. El creciente dominio de Roma les llevó, también, a controlar los mares, y a comenzar el comercio marítimo, muy arriesgado pero muy rentable. El desarrollo económico favoreció la especialización y aparecieron los artesanos y los banqueros, en las ciudades. Todos ellos tendieron a asociarse en colegia para defender sus intereses y asistirse mutuamente.
La sociedad romana evolucionó con el desarrollo económico.
Se estructuró en una serie de estratos marcadamente verticales, diferenciados por la posición que ocupaban en el proceso de producción, que tenían intereses antagónicos.
La nobleza senatorial era la clase más elevada, y la menos numerosa. La formaban las familias cuyos miembros pertenecían al Senado. Sus rentas patrimoniales son inmensas, gracias a su riqueza inmobiliaria, pero no podían ejercer el comercio. Eran los típicos terratenientes absentistas. Gastaban sus fortunas en las campañas electorales y tendieron a formar una oligarquía muy cerrada.
El segundo estrato lo formaba la orden ecuestre. Los caballeros desciende del primer ejército romano. Tenían grandes privilegios, como la formación de un grupo electoral propio. La manutención del caballo corría a cargo del Estado. Lo constituían familias con un patrimonio muy grande, ya que eran elegidos por el censor entre las familias ricas. Además, podían dedicarse al comercio. En general, vivían fuera de Roma. A pesar de su fortuna, no se les permitía acceder al Senado.
El pueblo está formado por los hombres libres de Roma. Es un grupo muy heterogéneo en el que hay grandes diferencias de patrimonio. Son comerciantes, artesanos, propietarios de tierras, labradores, colonos, asalariados y hasta la aristocracia de provincias. Estos grupos tienen intereses contrapuestos y enfrentados, por lo que será una clase con poca cohesión social. En el estrato más bajo están los esclavos, como hemos visto.
Además, en Roma hay otra contraposición: la diferencia entre campo y ciudad. Toda la vida se centra sobre la ciudad, que es la que tiene más peso en la política y en la economía. El campo está dominado por las oligarquías terratenientes.


El fin de la república
La expansión territorial hizo necesaria la creación de un Estado centralizado y fuerte para mantener las conquistas. La república estaba inmersa en una serie de guerras civiles que la debilitaban. Las tensiones sociales comprometían la estabilidad de las instituciones. Para resolver estos problemas se acudió al nombramiento de dictadores, a la manera de los tiranos griegos. En el 133 adC Tiberio Graco promovió, como tribuno de la plebe, una reforma agraria, continuada diez años más tarde por Gayo Graco. Sin embargo, acabarían asesinados en el curso de una revuelta social.
Con motivo de la guerra contra Yugurta, Gayo Mario reclutó un ejército pagado por el Estado: el Ejército se hacía profesional. Mario venció en la guerra a Yugurta, a los teutones, a los cimbrios, a Mitrídates y, también, en la guerra social. Al ascenso de Mario y su política demagógica se opuso Sila, favorecido por la aristocracia, con lo que estalló una guerra civil. Mario murió en el 86 a.C. y Sila llegó a Roma apoyado por Pompeyo y Craso. Sila se hizo nombrar dictador vitalicio aterrorizando al pueblo. El poder recayó en el Senado, al que dominaba totalmente. Pero, con el tiempo, Sila perdió el favor del Senado y se retiró, muriendo en el 79 a.C. Fueron Pompeyo y Craso quienes recogieron su legado, en contra de la ley. Catilina intentó dar un golpe de Estado, pero fue descubierto por Cicerón.
En este ambiente, medra en la política Julio César, de familia noble y con relaciones con Pompeyo. César fue elegido cónsul en el 59 a.C.
Pompeyo promovió un pacto secreto con Craso y César, formando un primer triunvirato, y en el 56 adC se repartieron el imperio. César conquista las Galias. Craso muere en el 53 adC, lo que significaba que César y Pompeyo se enfrentarían por el poder. En el 52 adC Pompeyo fue nombrado cónsul único y se le ordenó a César regresar a Roma. César se negó y Pompeyo recibió el encargo de defender la República romana, en el 49 adC. César atacó Roma con sus tropas, y en el 48 adC. venció a Pompeyo. La Guerra Civil entre César y Pompeyo concluye con la derrota de Pompeyo en Farsalia y su huída a Egipto, donde es decapitado por un temeroso Ptolomeo (hermano de Cleopatra).
En el 46 adC se hizo nombrar dictador y en el 45 adC se hizo transferir todos los poderes, fue dictador vitalicio, cónsul, imperator, praefectus morum y pontifice maximo con lo que tenía derecho a transmitir su cargo por herencia, que confió a Octavio. La república había terminado.
César utilizó sus poderes para realizar una reestructuración total del Estado. Debilitó al Senado quitándole la potestad de declarar la paz y la guerra, y la custodia del tesoro público. Tomó medidas populistas para arrinconar a la aristocracia, como la paridad jurídica entre los ciudadanos. Se hacía llamar divus y pidió al Senado el título de rey fuera de Roma. Pero César fue asesinado en el 44 adC., cuando se iba a votar la cuestión.
Tras la muerte de César se formó un segundo triunvirato con Octavio, Marco Antonio y Lépido. Se reparten sus áreas de influencia dentro del Imperio. Tras la retirada de Lépido, Octavio queda con todo el Oeste, incluyendo Italia, y Marco Antonio con El Este. El inevitable enfrentamiento concluirá con la victoria de Octavio en la batalla naval de Actium, iniciando el época imperial.
El Imperio romano (27 adC - 476 dC)
Tras la caída de la República romana el gobierno de Roma y todos sus dominios está nuevamente en las manos de una única persona, que no toma el título de rey, sino que gobierna bajo la apariencia de las instituciones republicanas. Es el princeps (título civil) o imperator (título militar).
Tras la muerte de César, el Senado romano intenta recupera el poder. Estalló una guerra civil entre la República, con Bruto; y los seguidores de César, con Marco Antonio al frente. Octavio fue elegido por el Senado para hacer la guerra a Marco Antonio. Durante la guerra mueren los cónsules. Octavio presenta su candidatura, pero al ser rechazada toma Roma; y se proclama Cónsul. Pero sus escasos apoyos no le permiten gobernar solo y se alía con Marco Antonio y Lépido formando un segundo triunvirato. Esta vez no secreto sino legal, y con impérium, lo que les permitió dictar leyes y nombrar magistrados. Las tensiones entre los triunviros degeneran en guerras, de las que sale victorioso Octavio ante Marco Antonio, pero como defensor del régimen republicano. El inevitable enfrentamiento concluirá con la victoria de Octavio en la batalla naval de Actium, iniciando el época imperial.
Octavio no podía hacerse rey, pero el Senado estaba desacreditado. Octavio hizo que el Senado le concediese poderes suficientes para ser jefe del Estado: el princes. En el 27 adC abandonó sus poderes, pero tras las súplicas del Senado aceptó el gobierno de las provincias no pacificadas. Esto le confería imperium, y el Senado le concedió el título de augusto (el título de imperator se lo otorgaron sus tropas y sería el utilizado, preferentemente, por sus descendientes). Se consolidaron así dos tipos de provincias: las senatoriales y las imperiales. Las senatoriales gobernadas por el Senado y que pagaban al erario, y las imperiales gobernadas por el emperador y que pagaban al fisco. Las ciudades tenían un régimen jurídico diferente. En el 23 adC desmonta una conjura contra él y tras ello hace que su imperium es extienda a todas las provincias y a la misma Roma. Octavio fue dueño del Estado. Asumió el cuidado de los servicios esenciales: vías públicas, policía, aprovisionamiento, etc. Para ello creó una burocracia funcionarial especializada. Lépido, que había estado apartado, muere en el 12 a.C. y se le conceden a Octavio sus títulos.
Al asumir las magistraturas republicanas Octavio no daba la imagen de rey, pero tenía poderes absolutos. Todos los poderes se le concederán en virtud de su auctoritas, que le reconoce el Senado por su carisma, gracias a su habilidad política. Octavio pacificó el imperio y en el 29 adC cerró las puertas del templo de Jano proclamando la «paz romana». En el año 2 adC el Senado le nombra páter patriae, y tendrá el beneplácito divino. El título imperial se hizo hereditario.
Hubo varias, dinastías como la de los Julios-Claudios, los Flavios, los Antonios y los Severos. Periodos de anarquía como los años 235 al 284, en los que el ejército quitaba y ponía emperadores. Diocleciano, un emperador puesto por el ejército, recuperó la autoridad moral y estabilizó el Estado. Las continuas luchas por el poder imperial llevarán a Roma a un período de anarquía en el que se reconocerán hasta cuatro emperadores: la tetrarquía.
Con la llegada del cristianismo (313) el emperador se comienza a titular dóminus, por influencia germánica, con lo que se rompe la tradición romana. El cristianismo se implanta como ideología en toda la sociedad.
El Estado imperial
Octavio muere en el año 14 y hereda el Imperio Tiberio. Se abre, así, el periodo más largo de la historia de Roma, en la que el emperador es la figura central del régimen. Tendrá los títulos de césar, imperator, princes, augusto y otros.
Tenía poder absoluto, y asumía alguna magistratura. Poseía amplios recursos económicos, procedentes de las provincias imperiales y su patrimonio personal. Y tenía derecho a nombrar a su sucesor, aunque debían estar apoyados por el ejército, que en épocas de anarquía quitaba y ponía emperadores. Los sucesores tendieron a divinizarse, incluso en vida, según el culto a los muertos.
El Senado romano continúa funcionando como en la república, pero su poder va decreciendo alarmantemente. Da al régimen una imagen de legalidad aunque no tiene ninguna autoridad.
Las continuas purgas de senadores hacen de él una institución sin oposición al emperador. Sus miembros pertenecen a una oligarquía que tiene el favor del emperador, ya que es él quien controlaba el acceso al Senado.
Las asambleas del pueblo perdieron toda relevancia. Teóricamente mantuvieron su función electoral pero no elaboraba las listas de candidatos.
Las magistraturas republicanas se mantuvieron, pero perdieron sus funciones y su importancia política, al estar sometidas al emperador, que era quien las nombraba.
Los funcionarios imperiales fueron los que administraron el régimen. Tuvieron a su cargo el gobierno. Eran nombrados por el emperador y sus facultades dependían de lo que este quisiera ordenarles, y por un tiempo indefinido; por esto cesan con la muerte del emperador. Reciben un salario.
Los más importantes tienen el nombre de prefectos. El prefecto pretoriano es el jefe de la guardia personal, el prefecto urbi fue el representante del emperador en la ciudad y el jefe de la policía, el prefecto vigílium se ocupaba del orden público, y el prefecto annonae se encargó del aprovisionamiento.
De rango inferior fueron los procuradores, encargados de las más variadas funciones.
El Consilium Príncipis, o Consejo Imperial, es uno de los órganos de gobierno más importantes. Estuvo integrado por personas de confianza del emperador. Actuaba en toda clase de asuntos como la administración de justicia, cuestiones militares, política exterior e interior, finanzas, etc.
La Cancillería Imperial se ocupó de todos los asuntos privados que debía resolver el emperador. Atendió la correspondencia, el archivo, los sellos, la secretaría privada, la administración, etc. La cercanía al emperador les dio mucha influencia política.
Dinastías
La dinastía Julio-Claudia (27 adC - 68 dC)
• Augusto
• Tiberio
• Calígula
• Claudio
• Nerón
El año de los Cuatro emperadores Tras la muerte de Nerón, en el año 69 d.C. se suceden 4 emperadores apoyados por las diversas legiones de la frontera o aclamados por la guardia pretoriana. Son Galba, Otón, Vitelio y finalmente Vespasiano.
La dinastía Flavia (69-96)
Tras hacerse con las riendas del imperio, Vespasiano gobernará hasta su muerte durante 10 años (69 d.C-79 d.C). Le sucederá su malogrado hijo mayor Tito hasta el año 81 d.C. siendo el máximo hito de su principado la inaguración del Anfiteatro de los Flavios (luego conocido como Coliseo). Tras su muerte, será sustituido por su hermano menor Domiciano.
Su principado terminará en una conjura para eliminarlo, siendo el cargo de princeps transitoriamente ejercido por el anciano senador Nerva, con la condición que lo transfiera al entonces brillante y joven general Trajano.
La dinastía de los Antoninos (98-192)
• Trajano
• Adriano
• Antonino Pío
• Marco Aurelio
• Cómodo
La dinastía de los Severos (193-235)
• Septimio Severo
• Caracalla
• Heliogábalo
• Alejandro Severo
Constantino y el ascenso del Cristianismo
La caída del Imperio romano
Los pueblos germánicos venían acosando las fronteras del Imperio romano desde el siglo I. Eran pueblos nómadas o seminómadas con una sociedad estratificada: nobles, libres, libertos y esclavos. El rey se elegía entre un miembro de las familias nobles. Los hombres libres juraban fidelidad personal al jefe, y esta era la base de su poder. El contacto con los romanos hizo que estos pueblos comenzasen a comerciar y a civilizarse, y en el siglo II terminaron por confederase para luchar contra los romanos. Sin embargo, mientras el poder de Roma fue sólido, no supusieron más que una molestia. Pero a mediados del siglo III la situación política en Roma era caótica; incluso llegó a haber cuatro emperadores simultáneamente. Los pueblos germánicos, francos y alamanes, hicieron incursiones destruyendo los campamentos y las ciudades romanas hasta el norte de África. Debido a estas incursiones se amurallaron las ciudades, lo que contribuyó a que decayese la calidad de vida en ellas. Sin embargo, estas no pasaron de ser unas incursiones de rapiña, más que invasiones, ya que no pudieron asentarse en el territorio. Más importancia tuvo la infiltración pacífica. Muchos germanos se establecieron como colonos en el territorio del Imperio, en las ciudades como siervos y en el ejército como soldados, llegando a ser la guardia personal del emperador, que con el tiempo estuvo en sus manos. Esto romanizó muchos las costumbres de los pueblos bárbaros, que llegaron a adoptar el latín como lengua, la religión romana y la moneda. Pero, también, entre los romanos se empezaron a introducir costumbres bárbaras, como la fidelidad la jefe. En el año 313 el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio y los pueblos germánicos comienzan a cristianizarse. En el 330 Roma tiene una nueva capital: Constantinopla. La crisis dentro del Imperio es absoluta.
Entre las causas que se han invocado para el comienzo de la invasión germánica (no suficientemente explicadas) están: el empeoramiento del clima en el norte, la explosión demográfica de los pueblos bárbaros, el nomadismo de estos, y la presión de los pueblos asiáticos, hunos sobre todo (que llegaron a invadir el Imperio). Entre las causas de su triunfo están: la superioridad militar, el establecimiento anterior de población germánica y la crisis de las instituciones políticas romanas.
Las grandes invasiones comenzaron en el 401, con la irrupción de los vándalos. Luego llegaron los visigodos, en el 403, los suevos, en el 406, los burgundos, en el 409, y en el 410 los visigodos de Alarico saquean Roma. Esta vez las invasiones no fueron simples razias, sino que los saqueadores se asentaron en el territorio: los suevos en la Gallaecia, los visigodos en Hispania, los francos en Galia, los ostrogodos en Italia, los brugundios en los Alpes, los vándalos en Mauritania, etc. La crisis política romana era tal que los visigodos llegaron a combatir en nombre el Imperio romano. En el 476 el Imperio romano había sucumbido en Occidente, aunque se mantendría en Oriente, donde la capital era Constantinopla. Sin embargo, subsistieron algunas instituciones como la Iglesia y el papado que fue el vínculo de continuidad, y legitimidad, entre el Imperio y los nuevos reinos. Pero el Estado había desaparecido ante los vínculos de fidelidad personal que estructuraban la sociedad germánica. A pesar de la aparente rapidez con que se suceden los hechos, el proceso de desmoronamiento del Imperio romano no fue cosa de un día, ni siquiera de una generación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario